Mi nombre es Mario, y lamento ser el que deba informar, como amigo de Giuseppe, sobre su desaparición. Lo cierto es que se ignora su paredaro desde el 21 de abril. Sus amigos lo vimos por última vez en un cumpleaños. Lo notamos callado, quizás un poco más que de costumbre. Se retiró temprano.
Prospero ha partido con el fortuito rumbo que le dicta su intuición para buscarlo. Yo no soy tan optimista como él.
La razón por la que escribo es para explicar esta situación (previsible, en mi opinión) y porque en su escritorio hemos encontrado no sólo la contraseña de su blog sino también algunas entradas que tenía planeadas. Éstas serán publicadas por mí en la brevedad, esperando que Giuseppe regrese. Muchas gracias.