FUERA DE SER VICIO

martes, 6 de marzo de 2007

Salvo que sea el Sr. Dr. Prof. Mr. Don Mario Vergara Orozco

Me pregunto si es lícito que se escriba lo siguiente:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Porque si yo lo escribo, es cursi, una basura ni siquiera digna de este blog; algo que debería ser del olvido. Pero lo escribió Cortázar... ¡Ah! Entonces es otra cosa... Porque fijate cómo alcanzó la sencillez y la máxima expresividad al mismo tiempo. Cortázar es un genio, porque tiene el poder de condensar tanta belleza en dos líneas. Además hay que leerlo en el cotexto en el que aparece en Salvo el crepúsculo, un libro de un Cortázar ya literariamente maduro.
Y estoy de acuerdo con todo eso: me gustan estas dos líneas (quizás únicamente esas dos en todo el poema). Sólo denuncio la hipocresía de algunos inspectores- intelectualoides- vomitaopiniones profesionales que se rigen por nombres y renombres en lugar de entregarse al placer orgiástico que pueden ser las letras (y, para algunos, la vida en general). Y que no se me malinterprete, porque no hablo, necesariamente, de placer promiscuo. Es como un mantra: con la mera repetición de una palabra o frase se puede obtener placer. Lo orgiástico es el placer, no el modo de llegar a éste.
Ahora sí, el poema completo:


BOLERO

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.


Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.


Por ahí un papelito que
solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.


Y este fragmento:

La lenta máquina del desamor
los engranajes del reflujo
los cuerpos que abandonan las almohadas
las sábanas los besos
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo
ya no mirándose entre ellos
ya no desnudos para el otro
ya no te amo,
mi amor.


En la sección El nombre innominable de Salvo el crepúsculo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, creo que no podrías estar más en lo cierto. Aunque a veces pasa per a la inversa, es decir, un texto decente se desmerece porque quien lo escribió es alguien que no cuenta con el favor de los "especializados", en cuyo caso a mi entender (y es mi esperanza) es por puro miedo, por miedo a lo nuevo, sencillo y desconocido, que puede ser en un cierto plano "mejor" (¿existen el mejor y el peor en el arte?) que lo que el cuchicheo especializado tanto adora.
En definitiva, es cuestión de gustos, pero ahí es donde surge otro problema: ¿estos "vomitaopiniones" tienen su propia opinión? A lo mejor tienen millones de razones para pensar como lo hacen pero pocas serán verdades objetivadas de alguna forma, y el resto serán puras subjetividades que dejan de ser absolutas cuando salgan de la cabeza de quien las emite...

Anónimo dijo...

En última instancia creo que en un mar de infinitas opiniones subjetivas, queda una sóla cosa por hacer: tomar una y adoptarla como propia. Tenerla como punto de partida, sin descuidar demasiado las otras, pero aferrarse a algo por empezar.
De cualquier forma esa frase me recordó (con perdón de Cortázar, que en paz descanse) a Arjona, con todas sus controversias, si genio o mediocre; si poeta o no poeta. ¡Sí, mátenme los amantes de las letras! Pero como dice el maese Guisseppe, es cursi. Vamos, muchachos, digamos la verdad. Je, ya ven, otra subjetividad que lucha por trepar sobre las demás y copular con la mayor cantidad de mentes posibles (¿otra metáfora cursi o simplemente desagradable con cara de Animal Planet?).